Este trimestre los grupos 3, 4 y 5 nos ha tocado a hacer un taller de tejer porque es bueno para nuestro cerebro.
Un punto a la izquierda, uno a la derecha, cojo la lana de este color, la paso por arriba... Tejer no es algo precisamente sencilla, ni se aprende en un segundo. Requiere ritmo, requiere agilidad mental y, a su vez, exige que nuestras manos estén activas en todo momento.
Tejer no sólo mantiene las manos ocupadas haciendo movimientos muscular repetitivos, sino que también nos permite sentir la textura de los tejidos, observar los colores de la lana e incluso científicamente implica un proceso neurológico complejo que implica concentración, relajación y a la vez aporta tranquilidad.